Aceite de oliva y colesterol, amigos para siempre

Aceite de oliva y colesterol, amigos para siempre

¿Cómo el aceite de oliva puede ayudar a controlar el colesterol? ¿Existen evidencias científicas de los efectos del aceite de oliva sobre el colesterol? Pues sí, como ya apuntó hace un tiempo el Estudio Predimed, el AOVE tiene la capacidad de aumentar nuestro colesterol bueno (HDL) y reducir el colesterol malo (LDL). Sin embargo, no vale cualquier aceite de oliva, ya que este efecto beneficioso tiene mucho que ver con la cantidad de ácido oleico y polifenoles (antioxidantes naturales) presentes en el aceite, y eso depende de algunos factores como la variedad de aceituna o su grado de maduración, determinantes para obtener un aceite de oliva virgen extra de la máxima calidad que nos ayude a combatir de forma eficiente el colesterol.

Porqué nos sube el colesterol

Por herencia familiar, algunas personas tenemos una predisposición genética a que nuestro colesterol esté alto, síndrome conocido como hipercolesterolemia, debido a un funcionamiento inadecuado del gen que se encarga de la eliminación del colesterol de la sangre. Sin embargo, todo apunta a que el factor determinante que causa un mayor incremento en los niveles de colesterol, es definitivamente la inactividad física combinada con una mala alimentación. Principalmente por la ingesta excesiva de azúcares refinados y grasas saturadas, utilizados a diestro y siniestro en la elaboración de los alimentos industriales procesados y ultraprocesados que copan las estanterías de nuestros supermercados: comida preparada, fiambres, panes refinados, galletas, repostería, bollería… productos muy consumidos por todos, especialmente por la población juvenil e infantil. Y esta es sin duda, una de las causas principales no sólo del colesterol alto, también de la obesidad o la diabetes, grandes males del siglo XXI.

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El aceite de oliva y el colesterol bueno

Por regla general, tendemos a identificar el colesterol como esa cosa que nos obstruye las arterias y contribuye a un deterioro de nuestro organismo y de nuestra salud cardiovascular. Todos conocemos casos en los que el colesterol ha sido capaz de causar bloqueos tales que han derivado en ataques al corazón o al cerebro. Sin embargo, existe una variante del colesterol conocido popularmente como «colesterol bueno», el HDL. Este colesterol ayuda a eliminar la grasa y el colesterol «malo» (LDL) que tiende a acumularse en las paredes arteriales, contribuyendo a reconducirlo hacia el hígado para que nuestro organismo lo elimine. Por tanto, el riesgo de obstrucción de las arterias se reduce, así como el índice de bloqueo y de posibles ataques. Pues bien, numerosos estudios confirman que el aceite de oliva virgen extra potencia los efectos del colesterol bueno, facilitando el transporte del colesterol malo a través de la sangre como si fuese un lubricante, debido a los beneficios que aporta su alto contenido en ácido oleico, que es una grasa monoinsaturada del tipo omega-9, totalmente indispensable para la vida humana. Las variedades más conocidas con un mayor contenido en ácido oleico son la picual y la cornicabra (75,8%), y las que menos, la picudo (62,7%) y la arbequina (63,3%). En la práctica, el mayor o menor contenido en ácido oleico se puede apreciar fácilmente nada más catar un aceite de oliva, ya que por regla general, los aceites con una menor concentración en ácido oleico son más fluidos y tienen una estructura más ligera en boca. Para comprobarlo en primera persona, te recomendamos tomar una buena cucharada de aceite de oliva virgen extra de calidad superior, y si puede ser en ayunas, mejor que mejor, ya que de esta forma se potencian todos sus efectos beneficiosos.

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El aceite de oliva y el colesterol malo

Por otro lado, existen estudios científicos que han demostrado que el aceite de oliva virgen extra ayuda a la absorción del colesterol malo, debido a su alto contenido en polifenoles como la oleuropeína, que contribuye determinantemente a la oxidación del LDL. La oleuropeína está presente de forma importante en las hojas del olivo y en la pulpa de la aceituna, y es el responsable del intenso sabor amargo de éstas. Como curiosidad, seguramente has probado a comerte alguna vez una aceituna directamente del árbol, es tentador…

Ahora ya sabes porqué se te saltaron dos lagrimones como demonios ;-)

Aceituna verde

El bueno, el feo y el malo

Como ya hemos comentado, el aceite de coco o el aceite de palma, debido a su coste mucho más bajo, se utilizan a mansalva para elaborar productos tan habituales en nuestros días como las galletas, la bollería o la repostería industrial. Sin embargo, estos aceites de origen tropical, siempre se refinan mediante un proceso químico, y además contienen mayores niveles de grasas saturadas que contribuyen a elevar el colesterol. Otros aceites vegetales como el aceite de girasol o el de maíz, aunque estén enriquecidos de forma artificial con ácido oleico, pueden contribuir a descender el colesterol malo, pero también descienden el colesterol bueno, por lo que no son tan efectivos como el aceite de oliva virgen extra, el único aceite vegetal no refinado, que es puro zumo de aceitunas. Recuerda que el aceite de oliva «a secas», etiquetado a veces como intenso, suave, 0.4, etc., también es aceite refinado.

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Grasa de calidad para controlar el colesterol

Por tanto, si disminuimos el consumo de grasas saturadas, y reemplazamos las grasas vegetales de baja calidad por aceite de oliva virgen extra de calidad superior en crudo, que es como mejor mantiene sus propiedades antioxidantes, conseguiremos un efecto reductor del colesterol malo, aumentando a su vez el colesterol bueno. Así estaremos mucho más prevenidos ante cualquier tipo de agente que pueda causar un bloqueo en nuestras arterias…

Como en todo, siempre hay al menos un bueno y un malo, ¿no? ;-)


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