Conservas caseras con aceite de oliva

Conservas caseras con aceite de oliva

El poder del aceite de oliva como conservante natural en alimentación es conocido desde antaño. Todos tenemos recuerdos de nuestras abuelas o madres elaborando conservas caseras de tomate, pisto, pimiento, setas, queso, carne, pescado, etc., que después disfrutábamos durante todo el año. Este efecto conservador del aceite de oliva es debido principalmente a su contenido en polifenoles y vitamina E, que son poderosos antioxidantes naturales que protegen los alimentos frente a los microorganismos patógenos que los deterioran. Por este motivo, es mucho mejor emplear un buen aceite de oliva virgen extra con un alto contenido en polifenoles, como es el caso de los aceites de las variedades picual o cornicabra de calidad superior.

Conservas naturales, baratas y sostenibles

Sobretodo en los pueblos, donde la mayoría de las familias cuentan con su propia huerta y árboles frutales, la conserva es una forma de aprovechar mejor los productos de temporada, de forma natural, barata y respetuosa con el medio ambiente. Asimismo se trata de alimentos ricos sin conservantes ni colorantes y que frecuentemente son la base de recetas tradicionales. Sin embargo, en las ciudades también podemos elaborar conservas aunque no tengamos huerta propia, por ejemplo con unos buenos tomates comprados en temporada, unas setas recogidas en la sierra o simplemente cuando descubramos un buen producto fresco en el mercado del barrio. Eso sí, necesitaremos hueco en nuestra despensa o trastero para guardar los botes de cristal que luego harán las delicias de toda la familia.

Conservas veganas

Empecemos por el tomate frito. Se pelan los tomates, se trocean y se fríen con un buen aceite de oliva virgen extra, pudiéndose acompañar de cebolla, ajo o cualquier especia que nos guste. Cuando el tomate está hecho, lo ponemos en tarros de cristal y se cierran al «vacío casero», hirviéndolos al «baño maría”. No conviene sacar los tarros inmediatamente del agua caliente, es mejor dejarlos que se enfríen juntos. De la misma forma se elabora el pisto en conserva, añadiendo al tomate verduras, pimientos, cebolla, calabacín o berenjena. Las setas o los champiñones también pueden prepararse de la misma manera, añadiendo un toque de pimienta.

Conservas en aceite de oliva

Proteínas en conserva

El queso en aceite se elabora simplemente guardando la cantidad de queso que queramos en un tarro con un buen aceite de oliva virgen extra, y opcionalmente, una rama de romero para darle un toque de frescor. Se guarda en un lugar oscuro y aunque se puede consumir cuando se desee, estará mejor a partir de los dos meses. La carne en adobo conservada en aceite es también muy sencilla de elaborar. Se aliña la carne previamente con las especias que se deseen, y se deja que tome el sabor durante unas horas o un día. El siguiente paso es freír la carne con un buen aceite de oliva virgen extra, y después se pone en un recipiente y se vierte encima el aceite con el que se ha frito. Es importante que éste cubra bien la carne para que se conserve en perfectas condiciones. Otra receta interesante es la conserva de atún en aceite de Atrapada en mi cocina. Ponemos a cocer el agua necesaria para cubrir la rodaja de atún y la salamos con 100 gramos de sal por cada litro de agua. Cuando hierva, sumergimos el atún y lo dejamos durante 15 minutos. Lo colamos, le quitamos las espinas y las partes más oscuras, y lo guardamo liado en papel absorbente un día en el frigorífico para que suelte todo el agua. Al día siguiente lo cortamos en tacos y lo introducimos en tarros con aceite de oliva virgen extra, que después pondremos al baño maría y guardaremos durante al menos tres meses. Por último, recomendamos también la receta de sardinas escabechadas de Cocina sana y fácil.

Te animamos a disfrutar de estas conservas caseras, que nos ayudarán a mantener en perfectas condiciones las propiedades naturales de los alimentos al menos durante un año. ¿El secreto? Utilizar un buen aceite de oliva virgen extra con alto contenido en polifenoles y vitamina E, nuestros antioxidantes naturales preferidos. ¡Salud!

 


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